El Campo de Castillo de Canena, en donde crecen sus olivares, se ubica en el término de Ubeda en Jaén, colindante con la Sierra de Cazorla en el corazón del alto Valle del Guadalquivir.
En terrenos de estructura francoarcillosa, levemente colinosos, con una orografía suave y una altitud media de 500 metros sobre el nivel del mar, se extienden sus plantaciones de olivos semi intensivos y tradicionales, de las variedades picual, arbequino y royal, y otras nuevas varietales plantadas en 2019. Todos los olivos están en riesgo, tomándose el agua necesaria del río Guadiana Menor, creando un ecosistema natural en donde la actividad agronómica se lleva a cabo con un profundo respeto al medioambiente y a la Naturaleza. La moderna agricultura de precisión y los más avanzados sistemas de medición de los distintos factores fenológicos de los árboles, que les permite hacer un seguimiento exhaustivo de la evolución de las distintas Parcelas, se conjugan con el mantenimiento de cubiertas herbáceas, creación de compost, restauración de paisajes, reintroducción de especies amenazadas y erradicación total de cualquier tipo de pesticidas.
Con una tradición olivarera que se remonta a finales del s. XVIII, es a partir de 2003 cuando la familia Vañó, propietaria del bello Castillo Renacentista que da nombre a la compañía, decide crear su propia marca centrada exclusivamente en producir y comercializar AOVES Premium. Controlando el desarrollo vegetativo de los olivos y la evolución de los frutos, se seleccionan los mejores Pagos de su Finca recolectando las aceitunas con el correcto envero y enviándolas con extrema rapidez en pequeñas cajas a su propia Almazara que cuenta con un enorme número de certificaciones externas de calidad, tanto en procesos como en producto. Allí son molturadas utilizando maquinaria de última tecnología, continuamente actualizada, respetando la cadena de frío en todo el proceso y produciendo AOVEs de extrema calidad recurrentemente y año tras año. Zumos de frutados intensos, potente personalidad, armónicos y equilibrados que se conservan en Bodega dentro de pequeños depósitos con atmósfera inerte y temperatura controlada.
La innovación constante, que es un sello que identifica acertadamente la trayectoria de Castillo de Canena, no solamente se ha visto reflejada en la actividad agronómica o en modernizar al máximo los procesos industriales, sino que también se ha plasmado en la búsqueda de productos novedosos, originales y sorprendentes que giran en torno a los AOVEs y amplían sus ocasiones de consumo ofreciendo una enorme multiplicidad de usos y aplicaciones culinarias. La compañía ha tenido un enorme desarrollo exterior y ha obtenido los más importantes premios y galardones nacionales e internacionales, estando presente en más de 50 mercados y ha sido una de las primeras empresas de su sector en auditar sus políticas corporativas en materia de R.S. mediante la certificación SGE-21 normalizada por FORETICA.
Zumo de color verde brillante que refleja la frescura y el carácter de la variedad Picual. En nariz, se presenta con un frutado verde muy intenso, destacando notas vegetales de hierba fresca, tomate verde y hoja de higuera. Estas sensaciones se complementan con matices de almendra verde y plátano también verde que aportan un perfil fresco y complejo. En boca, la entrada es potente, con un amargo equilibrado y un picante presente, que se combinan armónicamente. Las sensaciones herbáceas y frutales se mantienen, con un desarrollo que resalta el tallo de alcachofa y una ligera astringencia vegetal. El retrogusto es fresco y persistente, con una evolución elegante que recuerda a hierbas y frutos verdes, ofreciendo una agradable persistencia en boca. Este aceite, fiel a la variedad Picual, destaca por su complejidad sensorial, ofreciendo una experiencia equilibrada entre la potencia vegetal y la frescura, con una marcada elegancia en su retrogusto.